domingo, 20 de enero de 2008

Los fines de semana en Irapuato

Seria mas preciso decir que el viernes forma parte de mi descanso semanal, algunos niños regresan a sus casas, mientras los demas pasan una apasible tarde viendo un poco la television junto con Don Lucio, el dia pasa tranquilo, con algo de futbol y jugando reloj un poco hasta que los niños, por cansancio o por antipatias pasajeras con los demas niños, deciden irse a otro lado, mi primer viernes en el albergue fue muy especial, entre las seis y las siete llegaron en una pequeña camioneta una familia que nos trajo unas ricas hamburguesas para cenar hechas en una parrilla que tambien trajeron, la situacion alegro a todos los muchachos, rapidamente sacaron un pequeño minicomponente para escuchar la musica que mas les gusta, que es el reggeton, y todos juntos bailamos un "conga conga" que seguramente algunos amigos que leeran estas palabras entenderan muy bien, la situacion culmino una hermosa primera semana, que me trae hermosos recuerdos de mi infancia cuando en mi pequeña calle, todos los muchachos que ahi viviamos,junto con muchos de mis primos, jugabamos y reiamos toda la noche, me doy cuenta que no hay mucha diferencia entre aquella infancia que tuve, con la alegria que son capazes de transmitir estos niños, que pese a sus particulares problemas no dejan de ser felices y disfrutar de la vida cuando esta les manda un gesto de bondad y de alegria, son estos momentos los que me dan fortaleza para seguir adelante y les brindan a ellos un poquito de esperanza en que la vida puede ser como uno quiere que sea, verla con el filtro de la tristeza o el filtro de la felicidad, el sabado y el domingo, oficialmente mis actividades terminan, el director Jose Ramon me recomendo, dedicar ese tiempo al esparcimiento y a turisitiar por los alrededores de Irapuato, la verdad es que no ha sido asi, Irapuato en general se parece mucho a la comunidad en que vivi toda mi vida, es un pueblo que aspira a crecer, pero no deja de ser un pueblo tranquilo, como Texcoco y como tantos lugares que hay a lo largo y ancho de la republica Mexicana, en el aire se respira aun un poco de nostalgia, todas las calles estan salpicadas con aquellas ventanas de madera, en claro proceso de putrefacción, y que son vivo testimonio del pasado siglo y su herencia colonial, para mi todo Irapuato tiene una magia que empuja a recorrer todos sus rincones, salgo a caminar sin rumbo fijo, visito alguno que otro museo escondido por las calles del centro, visito alguna que otra plaza, miro a la gente y por alguna razon siempre termino en una pequeña plaza cerca de la catedral de Irapuato, que se llama "el agora del hospitalito", es un lugar tranquilo donde puedo sentarme abajo de un pequeño farol, y me siento a leer, generalmente mi inseparable revista PROCESO o alguno que otro libro, que compro en alguna visita a Gigante o Aurrera, ahi paso la tarde cuando de repente escucho un pequeño sonido que se coloca cerca de mi y que invita a los transeuntes a ver el espectaculo que unos jovenes bailarines van a ofrecer en algunos momentos; dias antes, recorriendo la ciudad con mi nuevo amigo Armando, que es el niño que mas tiempo ha vivido en el albergue, me di cuenta que en un pequeño parquesillo algunas personas de la tercera edad se juntaban para bailar un poco de danzon y mambo, me quede con las ganas de admirar esto un poco mas, pero ibamos en el camion de regreso al albergue y me tuve que contener para no bajarme y admirar el bailongo que apenas estaba comenzando; con esta idea aun en la cabeza, me levante de mi banca preferida en la pequeña plazuela y me encamine (sin estar 100% seguro hacia donde tenia que ir), hacia donde yo creia que esta la plaza donde bailaban aquellos adultos mayores, pero no recordaba el nombre de la plaza y me puse a vagabundear un rato por las calles, hasta que senti que era un poco tarde, y me dedique a buscar en donde pasaba el camion que me podia llevar hacia el albergue. El domingo fue la misma dinamica, me levante excesivamente tarde, al rededor de las 12 del dia, hice mi rutina diaria de bañarme asear un poco el cuarto, etc, y sali lo mas pronto que pude, a caminar sin rumbo fijo, muy dentro de mi, queria encontrar alguna pista que me dijera donde habian pasado mis raices, mi abuela nacio en estas tierras y eso hace aun mas magica para mi la estancia en este tranquilo lugar del bajio, cada vez que camino por alguna calle que aun no presenta signos del progreso y la insercion cultural de la hegemonia estadounidense, empiezo a imaginar que es un camino que recorrio mi abuelita cuando apenas era una niña o que alguna de las personas que veo por las calles y que muestran los claros signos de la edad y la experiencia talvez la conocieron y puedan contarme como era ella de pequeña y a donde quedaron alguno que otro familiar perdido que se quedo por estas tierras. En general este a sido un precioso retiro espiritual, un reencuentro con mis raices y un proceso muy completo de aprendizaje, estoy muy agradecido con la vida que me permitio vivir esta experiencia, aun hay muchas cosas que contar, pero el tiempo apremia y sabre encontrarme otro pequeño momento para contar todas las anecdotas de mi segunda semana en Irapuato. Hasta pronto y seguiremos informando.